6 de junio de 2011

Armas de la era napoleónica: La infantería

Volvemos a la carga tras el viaje a Rumanía. En breve os contaré lo que hice y lo que hubo allí.

Pero antes, os quiero contar (sí, sentaos amigos), cuáles eran las armas que portaban los infantes de finales del SXVIII y comienzos del SXIX.

Las armas que debía portar todo soldado de infantería eran el mosquete y la bayoneta. En algunos casos y unidades muy excepcionales, el mosquete era sustituido por el rifle.

El mosquete era un arma de avancarga (se carga por la boca del cañón), lenta de recarga (una unidad de fusileros podía sentirse afortunada de soltar tres descargas por minuto) y con una puntería penosa. Un tirador experimentado podía sentirse afortunado de acertar a un objetivo a 80 metros, usarlo a mas de 100 metros era tirar plomo. Es más, en 1814 un experto del ejército francés aseguro que ningún ser humano había sido jamás abatido por un mosquete a mas de 180 metros por la persona que le apuntó.

Esta falta de puntería llevaba a las tácticas de combate en formaciones cerradas hombro con hombro. La única forma de acertar a algo era disparar de forma continuada sobre el área en la que se encontraba nuestro enemigo, rezando porque algunos de nuestros proyectiles acertaran en la unidad enemiga. Esta falta de puntería también ha llevado a la equivocada línea de pensamiento de que todo el mundo moría en cargas a la bayoneta. Algo que más tarde veremos que también está equivocado.


Mosquete Charleville francés.
Considerado el mejor de la época.


Lo más importante por tanto, no era la puntería, sino la velocidad. Los soldados aprendían a cargar los mosquetes intentando alcanzar el ratio de tres disparos por minuto. Tres mil soldados disparando tres veces por minuto eran nueve mil bolas de plomo volando por el campo de batalla... algo que desde mi punto de vista es acojonante como mínimo.

Además, la bala de plomo, esférica, producía heridas terroríficas a corta distancia, pues el proyectil se deformaba y rompía, produciendo fracturas óseas, hemorragias masivas, shock y si el afectado sobrevivía, sepsis por plomo (envenenamiento de la sangre).

Podemos decir por tanto, que la potencia de fuego era la mayor baza que tenía un ejército para expulsar a otro de los

El rifle fue una mejora sustancial en el armamento de la infantería. El estriado del cañón imprimía al proyectil una rotación que lo hacía más preciso, permitiendo su uso hasta una distancia cercana a los 200 metros... casi 3 veces el alcance del mosquete. Sin embargo su uso exigía un mayor entrenamiento por parte de las tropas, cosa al alcance de muy pocos países (prácticamente sólo los británicos entrenaban de forma regular a sus tropas en tiro). Su baja cadencia de fuego hizo que Napoleón los desechara para el ejército francés, confiando a sus infantes ligeros el uso del mosquete.


Rifle Baker británico
Abajo aparece su sable-bayoneta


La bayoneta es quizás el arma sobre la que más leyendas han caído en esta época. Todos pensamos en líneas de hombres chocando el acero en el campo de batalla, matándose a puñaladas sin importarles la vida lo más mínimo.

Pues si pensáis eso estáis equivocados. Aquellos hombres tenían el mismo sentido de la autopreservación que vosotros (porque yo soy Guardia Imperial y no lo tengo).

Así que podemos considerar la bayoneta como un arma psicológica y/o de terror. Ciertamente hubo combates a la bayoneta en las guerras napoleónicos, todo el mundo tenemos el día valiente y con ganas de gresca, pero pocas veces ocurría.

Bayoneta de un mosquete Brown Bess británico


La bayoneta fue la mejora perfecta para los mosqueteros, que ya no dependían de los piqueros para protegerlos de otras unidades (sobre todo de la caballería) en cuerpo a cuerpo. Estas bayonetas no se parecían a las de hoy en día, consistiendo más bien en "dagas" de unos treinta centímetros de largo que se usaban para clavar al enemigo. Realmente una herida de bayoneta era mucho más peligrosa que una de mosquete, porque tendía a ser muy profunda y alcanzar órganos vitales (o arterias).

Es por eso que cuando se lanzaba una carga a uno de los dos bandos le solían fallar los nervios antes del contacto o tras una pequeña refriega. A veces, el encuentro era tan brutal para uno de los bandos que grandes cantidades de tropas se rendían mientras el resto se retiraba, haciendo de esto cuenta para el resultado final en bajas.


El sable era portada por los oficiales y la mayoría de los suboficiales. Estaba diseñado para cortar y era utilizado en cuerpo a cuerpo. Medía aproximadamente un metro de largo. Sus heridas eran menos mortales que las de la bayoneta. Muchos oficiales también los utilizaban como punto de referencia, usando los sables para colocar sus gorros en ellos. Así los hombres sentían una inyección moral muy necesaria en los momentos decisivos del combate.

Algunas unidades de infantería ligera también llevaban sables, aunque la mayoría los descartaban cuando debían combatir, debido a que suponían un estorbo en combate, sobre todo en zonas difíciles (combate urbano, bosques, montañas).

Sable de Infantería


Habiendo hecho un repaso por las diferentes armas de la infantería, en la próxima entrega haremos un repaso a las armas de la caballería, para acabar por la artillería.

¡Un saludo compañeros, espero que os guste!

3 comentarios:

  1. Pues sobre el sable no sabia de unidades de infantería que lo usaron en algún momento, mas como emblema del rago de los oficiales.

    como de costumbre se aprende algo nuevo en tu blog xD

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  2. La razón está en que el noventa por cien de las unidades los dejaban en los depósitos (igual que la caballería las armas de fuego) por el hecho de que con la bayoneta ya había suficiente y el sable era más bien un estorbo.

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  3. Sobre la caballería ya lo vi en tu otra entrada entrada, te estoy cogiendo afición xD

    como ya exprese antes veo que voy aprender bastante en tu blog, nunca me interese por Guerras Napoleónicas, pero no quita que sea interesante.

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