6 de mayo de 2011

Trasfondo Codex Preussland (II)

La primera parte se encuentra aquí.


Un preussita es serio, testarudo y sacrificado. Pero también tienen sus defectos. Odian a los subhumanos. Ningún regimiento de Preussland combate junto a tropas de Ogretes o Ratlings y cuando son obligados a hacerlo son muy comunes los casos de "Fuego Amigo" entre ellos y las tropas Preussitas. 


Las razones no están claras, pero parece ser que algún tipo de horda mutante del Caos asoló Preussland en la era pre-imperial y su sociedad ha convertido ese odio en algo distintivo. Caso llamativo fue el Coronel Jan Lipssi que obligó a unos Ratlings a colocarse en primera línea de combate y soportar la carga de una horda tiránida. 


Además suelen despreciar las ideas de aquellos que no sean de su planeta y considerarse como los militares definitivos de la Guardia Imperial. Los oficiales al mando no cuestionan órdenes (porque es un deshonor la insubordinación), pero las modificarán casi al límite de lo legal para llevarlas a sus términos y condiciones. 


Las únicas tropas extraplanetarias que son bienvenidas son los Soldados de Asalto. La gloria y el honor de una vida de guerra continuada no tiene parangón en Preussland y muchos Grenadiere (más adelante explico lo que es) que confraternizan con ellos obtienen cosas como insignias e incluso armas, que mostrarán con el mayor orgullo al volver a casa.


Y aquí entran los Comisarios. Ser un Comisario en Preussland es complicado. Porque te pueden matar.
Y es que no es excesivamente aconsejable apuntar con una pistola bólter a la cabeza del mejor amigo del soldado que tienes a la espalda, porque lo normal es que acabes con una bayoneta entre las vértebras y sí, a los de preussland se les da bien eso de manejar la bayoneta. Si consiguen ganarse el respeto de los hombres a los que acompañan y sobrevive el Comisario descubrirá unas personas con las que podrá contar para siempre.




Carga a la bayoneta.
2 Kaiser Linien Grenadiere Regiment "Lezten"
Guerras de Unificación planetaria M32


Entre los preussitas hay un dicho "sudar ahorra sangrar" y lo aplican a todo. Los preussitas comenzarán a fortificarse nada más tomen una posición, sin dar tiempo siquiera al enemigo a contraatacar. Cuando las tropas de relevo llegue verán un terreno ya preparado para convertirse en una fortaleza. Pero no llegan al extremo de los Kriegitas. Los suyo no es la guerra de desgaste sino la de movimientos. Las trincheras y refugios son temporales y por ello la máxima es atacar. Atacar en el ataque, atacar en la defensa. Quedarse quieto y verlas venir no es forma de combatir para estos hombres, que en cuanto pueden avanzan y llevan la lucha al enemigo.


Por último, los oficiales. Extraídos de la clase noble del planeta pero que realizan la misma instrucción que el resto de la tropa son a la vez temidos y adorados. Son adorados porque a todo soldado le gustaría ostentar la posición social que tienen los oficiales. Y temidos porque un oficial preussita puede castigar a cualquiera de sus hombres por la más nimia infracción. El castigo más típico es "Correr el guante" en el que el infortunado infractor debe recorrer un pasillo formado por otros oficiales y suboficiales mientras estos le golpean con las partes planas de sus armas de cuerpo a cuerpo. Son tácticos brillantes que saben ver oportunidades dónde otros no verían nada, pero flojean en temas estratégicos, prefieren una brutal masacre que conlleve una victoria instantánea tácticamente que detenerse y realizar otro movimiento que no aniquile al enemigo, pero si gane la guerra.


¿Qué es de los preussitas que se quedan en el planeta? Pues viven con la eterna esperanza de salir de allí en algún llamamiento, aunque cumplidos los veinticuatro o veinticinco se pueden ir olvidando de ser elegidos. Quizás los llamen para la LandSturm, de la que pocos vuelven. Muchos que se presentan voluntarios y son rechazados se acaban suicidando por no poder acompañar al resto de sus amigos y colegas a la gloria de servir al Imperio.


Con una sociedad articulada en torno a la guerra y la muerte, en un planeta en cuyo invierno la población se esconde en las casas de las nevadas y los lobos, sólo hombres duros y resolutos pueden sobrevivir. Esto es el cuadragésimo primer milenio y no hay tiempo para la paz.

1 comentario:

  1. Excelentes entradas sobre los preussitas! pienso seguir con detalle la creación de ese codex... y espero testearlo personalmente en Runa cuando vuelvas por Huelva! ;)

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